martes, 31 de agosto de 2010

La Alhambra de Granada: Introducción


PATIO DE LOS ARRAYANES


PATIO DE LOS LEONES

La Alhambra, denominada así por sus muros de color rojizo (“qa'lat al-Hambrá”, Castillo Rojo), emerge sobre Granada recortándose entre los Picos de Sierra Nevada, situada en lo alto de la colina de al-Sabika, en la margen izquierda del río Darro, al este de la ciudad, frente a los barrios del Albaicín y de la Alcazaba.
De la fortaleza denominada con ese nombre, La Alcazaba, se tiene constancia por primera vez en el siglo IX, cuando en 889
Sawwar ben Hamdun tuvo que refugiarse en ella y reparar sus dependencias que habían resultado muy deterioradas debido a las luchas civiles que azotaban por entonces al Califato cordobés, al que pertenecía Granada.
Posteriormente, este recinto empezó a ensancharse y a poblarse, aunque no hasta lo que sería con posterioridad, en el momento en que los primeros monarcas ziríes fijaron su residencia en lo que posteriormente sería El Albaicín.
A pesar de su incorporación al recinto amurallado de la ciudad en el siglo XI, lo que la convirtió en una fortaleza militar desde la que se dominaba toda la ciudad, no sería hasta el siglo XIII con la llegada del primer monarca nazarí, Mohamed ben Al-Hamar (Mohamed I, 1238-1273) cuando se fijaría la residencia real en La Alhambra. Este hecho marcó el inicio de su época de mayor esplendor.Primero se reforzó la parte antigua de la Alcazaba, y se construyó la Torre de la Vela y del Homenaje y se comenzó la construcción del palacio y del recinto amurallado que continuaron Mohamed II (1273-1302) y Mohamed III (1302-1309), al que también se le atribuyen un baño público y la Mezquita sobre la que se construyó la actual iglesia de Santa María. Igualmente se realizaron las obras para el abastecimiento de agua desde el Río Darro.
A Yúsuf I (1333-1353) se le atribuye la construcción de la zona conocida como Cuarto de Comares, formado por el Salón del Trono y el Patio de los Arrayanes, y a Mohamed V (1353-1391) el Palacio de los Leones y sus dependencias anexas, la Sala de los Abencerrajes y la sala de las Dos Hermanas. Estos monarcas fueron los impulsores de la inmensa mayoría de las construcciones de la Alhambra que han llegado a nuestra época.
Además de las anteriores descritas también les son imputables la reforma de la Alcazaba y los palacios, la ampliación del recinto amurallado, la Puerta de la Justicia, la ampliación y decoración de las torres, la construcción de los Baños, la Sala de la Barca... De los reyes nazaríes posteriores no se conserva prácticamente nada.
Expuesto lo anterior resulta evidente que La Alhambra no fue concebida como proyecto único, sino dependiendo de las diversas intervenciones de los reyes nazaríes, lo cual explica la aparente falta de conexión arquitectónica entre los distintos edificios. Ello no obsta para que el resultado final suponga la máxima expresión del arte áulico, el propiciado por los poderes políticos y religiosos, en España, que proyecta en la península las influencias de los palacios persas y bizantinos.
A pesar de la pobreza de los materiales empleados en las edificaciones de la Alhambra, tales como los ladrillos, yesos, estucos, maderas, etc., todos de fácil manipulación, sin embargo presenta una esplendorosa decoración que tendrá influencias artísticas posteriores tanto en el Norte de África como en el Arte Mudéjar.
El conjunto comprende un número considerable de dependencias que atendían a funciones tanto militares (Alcazaba, torres, murallas, viviendas) como edificios de uso público institucional (Sala de Audiencias), residencias para los Soberanos (Sala de las Dos Hermanas, Mirador de Lindaraja, Torre de la Cautiva...), otras viviendas para súbditos preferentes, y las más importantes anteriormente referenciadas Cuarto de Comares, compuesto por el Salón del Trono y el Patio de los Arrayanes, el Palacio de los Leones, donde sobresalen la Sala de los Abencerrajes y la de las Dos Hermanas, y los jardines de El Partal.
Su zona anexa, El Generalife, destinada a descanso veraniego de los monarcas, condensa los preceptos de la jardinería árabe, sucesivos recintos amurallados con vegetación, con un estanque en el centro, llamados patios, destacando los de La Acequia y el Patio de los Cipreses.
Utilizando unas fotografías amablemente cedidas por el joven matrimonio formado por mis sobrinos vallisoletanos Silvia González Bazán y Alberto Clavero Ríos, tomadas con excelente técnica en el transcurso de un reciente viaje turístico a Granada, pretendo realizar algunas sencillas y breves presentaciones sobre una parte de las maravillas contenidas en la Alhambra y Generalife.